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Manuel González

Manuel González fue General Manager para América Latina en Sienz, liderando la expansión regional de la empresa tras su escisión de Compac, firma de origen neozelandés. Con más de 10 años de experiencia dirigiendo empresas del sector agroindustrial y tecnológico en América Latina, desarrolló una trayectoria centrada en productividad, automatización y soluciones integrales para el empaque de frutas frescas.

Manuel Gonzalez Uruguay – Optimización de procesos en la industria frutícola – Sienz Latam – Articulo 1

Manuel González Uruguay y la automatización inteligente en selección y empaquetado de frutas

🔍 Artículo co-creado junto a Manuel González, Gerente General en Sienz , y Augusto Unzaga, host de Keru Podcast.
🎙️ Este artículo fue inspirado en el Episodio 16 de Keru Podcast.
Keru Podcast, creado por Globalita.io, es una serie de conversaciones con líderes industriales de LATAM sobre gestión, tecnología y toma de decisiones en entornos complejos.

Cuando el campo llega a la línea: nuevos desafíos de una industria compleja – Sienz Uruguay

La industria frutícola ha cambiado radicalmente en la última década. Lo que antes era una actividad de temporada con soluciones manuales, hoy requiere niveles de automatización comparables con industrias como la automotriz o la química. El consumidor internacional exige calidad homogénea, trazabilidad completa y eficiencia logística. Y todo esto debe lograrse con frutas, uno de los productos más frágiles, variables e impredecibles de la cadena alimentaria.

Manuel González, desde su rol en Sienz Latam, conoce a fondo esta complejidad. Lidera una empresa especializada en soluciones tecnológicas para la clasificación y empaquetado de frutas frescas, con operaciones en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. 

El desafío: adaptar sistemas industriales a una materia prima viva, que cambia todos los días.

“En este sector no podés congelar el producto, no podés dejarlo para mañana. Tenés que procesar lo que viene, con lo que tenés.”

Esta frase resume la esencia del problema: no se trata solo de producir más rápido, sino de optimizar bajo presión, con materia prima variable y con márgenes cada vez más estrechos.

La dificultad de automatizar sin perder sensibilidad – optimización tecnológica frutícola

Uno de los grandes dilemas de la automatización en empaquetado de frutas es cómo mantener la sensibilidad de un ojo humano sin perder la velocidad de una máquina. El ojo humano es capaz de detectar sutilezas que los algoritmos no siempre interpretan bien: una mancha que no afecta la calidad, una tonalidad aceptable según el mercado de destino, una pequeña deformación que no implica rechazo.

“Hay un punto donde el criterio humano sigue siendo insustituible. Pero el sistema tiene que aprender de eso.”

Por eso, en Sienz no se plantea una automatización rígida. El enfoque es mixto: algoritmos que clasifican por color, forma y defectos, combinados con ajustes finos del operario. La máquina propone, pero el humano decide. Este modelo recuerda al concepto de Jidoka del Toyota Production System, donde la automatización incluye inteligencia para detener el proceso si detecta una anomalía, permitiendo intervención humana.

Además, la curva de aprendizaje se reduce mediante interfaces simples, formación continua y mejoras basadas en retroalimentación directa del personal operativo. El sistema se afina con el uso, y eso permite que la eficiencia no dependa solo del fabricante del equipo, sino también del conocimiento acumulado en planta.

Procesar sin dañar: velocidad no es suficiente – automatización en empaquetado de frutas

En muchas industrias, acelerar el proceso productivo es sinónimo de mejorar. En fruticultura, no. Aumentar la velocidad puede significar más daño físico, más descarte, más reclamos del cliente. Para Manuel González, el objetivo no es solo procesar más rápido, sino optimizar el proceso tecnológico sin sacrificar integridad del producto.

“Podés tener la línea más rápida del mercado, pero si la fruta llega a destino en mal estado, todo el esfuerzo fue en vano.”

Por eso, cada diseño de línea incluye análisis de impacto, simulaciones de flujo de producto considerando las distintas variedades. No es lo mismo clasificar peras que manzanas, o ciruelas que kiwis. La personalización técnica se convierte en una exigencia. Y esa adaptación también implica modularidad: poder reemplazar componentes según temporada o cambiar parámetros de visión artificial sin modificar la arquitectura central.

La trazabilidad como condición, no como lujo

Una de las tendencias más importante en la industria es el nivel de trazabilidad requerido por los mercados internacionales. Ya no basta con conocer el origen del lote. El cliente exige saber dónde y cuándo fue cosechada cada fruta, a qué temperatura se mantuvo, en qué condiciones se clasificó y que productos se le aplicaron.

En este contexto, la optimización tecnológica ya no es solo una ventaja competitiva, sino una obligación para operar. En las plantas diseñadas por Sienz, cada lote de fruta que pasa por la línea recibe un seguimiento individual, desde la recepción hasta el empaquetado. Sensores, cámaras y etiquetas permiten reconstruir el recorrido completo en caso de reclamo o auditoría.

Plantas diseñadas para sobrevivir a su propia estacionalidad

Uno de los desafíos más particulares de la industria frutícola es su estacionalidad extrema. Una planta puede estar al 100% de su capacidad en enero y completamente detenida en abril. Esta dinámica impone una presión única sobre el diseño de procesos y el uso de activos. La pregunta clave es: ¿cómo optimizar sin sobredimensionar?

Manuel González parte de un principio claro: la planta debe funcionar de forma eficiente en su punto máximo, pero también mantenerse sustentable en períodos de baja o sin actividad. Para lograr esto, Sienz diseña líneas modulares y escalables.

Este tipo de solución operativa está profundamente alineada con los principios de Lean Manufacturing: crear valor sin desperdicio, maximizar la utilización real de activos y diseñar con base en la demanda, no en la aspiración. La estandarización flexible —una aparente contradicción— es aquí la clave. Componentes que se repiten, pero procesos que se ajustan.

“Una línea frutícola no puede ser un bloque fijo. Tiene que adaptarse al negocio, con la fruta, con la logística.”

Tecnología que aprende con la fruta

Uno de los grandes avances en los últimos años es el desarrollo de visión y sensores con inteligencia artificial capaz de clasificar frutas por parámetros antes impensados: contenido de azúcar, firmeza, distribución de color, defectos. Sin embargo, como explica Manuel González, no todo se resuelve con sensores. La clave es que la tecnología se adapte a la fruta, no al revés.

“Cada variedad es distinta. Y cada año es distinto. No hay algoritmo que funcione igual en todas las temporadas.”

Frente a esto, Sienz ha incorporado sistemas de calibración dinámica: algoritmos que aprenden que se ajustan por retroalimentación humana y permiten reprogramar sin reentrenar desde cero.

Pero el valor real aparece cuando esta capacidad se convierte en rutina operativa. Es decir, cuando el sistema técnico y el equipo humano aprenden juntos. La tecnología deja de ser una herramienta aislada y se vuelve parte del músculo operativo.

El rol estratégico del operario capacitado

En muchos procesos industriales, el operario ejecuta tareas repetitivas sin intervenir en la mejora. En las plantas diseñadas por Sienz, el operario es actor estratégico. No sólo calibra, también interpreta datos, identifica anomalías y propone ajustes. Esto eleva el estándar del puesto y exige un nuevo perfil profesional.

Para sostenerlo, Manuel González insiste en invertir en formación técnica continua. No se trata sólo de enseñar a usar la máquina, sino de desarrollar criterio operativo. ¿Cuándo parar la línea? ¿Cuándo ajustar una cámara? ¿Cuándo escalar un problema?

Este enfoque se inspira en metodologías como Jidoka y TWI, que reconocen el juicio humano como parte central del sistema de calidad. Si la línea se detiene, no es un fracaso: es una señal de madurez. Si el operario propone una mejora, no es un gesto aislado: es una consecuencia del diseño organizacional.

En ese sentido, el operario ya no es reemplazado por la tecnología, sino empoderado por ella.

Manuel González representa una generación de líderes industriales que integran tecnología, sensibilidad operativa y pensamiento estratégico en cada decisión. En un sector históricamente artesanal, su trabajo demuestra que es posible alcanzar niveles de excelencia comparables con cualquier otra industria avanzada, sin perder la conexión con la tierra ni con la fruta.

En un contexto donde la presión logística, la calidad visual y la trazabilidad se han vuelto condiciones de entrada al mercado, la automatización en empaquetado de frutas frescas ya no es un proyecto futuro. Es una necesidad inmediata. 

Keru Podcast, creado por Globalita.io, es una serie de conversaciones con líderes industriales de LATAM sobre gestión, tecnología y toma de decisiones en entornos complejos.

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Alejandro Saldaña, director de producción con experiencia en industria metalúrgica, procesos industriales y liderazgo operativo en México.
Sebastián Cantor, gerente de plantas con experiencia en agroindustria, producción masiva y logística en Colombia.

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